Feliz martes a todos, estoy agotadísimo del fin de semana. Sí, ya sé que ayer fue lunes, pero es que ayer también estuve liado con una actividad para una escuela y mi agotamiento se vio agravado, pero hoy quiero comenzar primero por esta primera crónica dónde voy a hablar de la experiencia en las jornadas Niggujocs, que organizó la entidad barcelonesa de Sants-Niggurath, el pasado sábado 6 de octubre. Para las jornadas, preparé un caso especial, El caso en las montañas de la costura, dónde los pequeños detectives se enfrentaban a conocer los secretos de la casa dónde reside el autor de grandes obras y maestro del universo de Cthulhu: Howard Phillips Lovecraft. La partida, que ya la tenéis compartida en el blog, se hizo en dos tandas: a las 18.00 y a las 19.30 y contó con la participación de diez detectives, cinco en cada tanda.

• Primer grupo: Cuando untar mermelada es más importante que investigar

El primer grupo estuvo principalmente compuesto por pequeños detectives que ya forman parte de la actividad periódica del detective Papaya. Los detectives Gato, Zanahoria, Pikachu, Uol y Misterio, son cinco peques que han jugado conmigo al menos un par de partidas. Les preparé una partida con un montón de novedades: nuevas piezas para la partida como puertas (abiertas y cerradas), nuevas cartas de objeto y de monstruo y nuevos retos a los que enfrentarse. Además de agradecer a los papás que vinieron a participar con nosotros en la actividad, quiero agradecerle a dos papás en concreto su asistencia, pues desde hace un año sus dos peques juegan en mis partidas y es genial la implicación que tienen con sus pequeñas. Por tanto, permitidme que le dé las gracias a David (Detective Adjunto Roquefort) y a Montse (Detective Adjunto Lady Cherry) por su participación activa en la actividad. La detective Lady Cherry, se unió a los detectives Piña Colada y Papaya en la investigación. La partida fue una carrera de búsqueda de objetos por la casa de Lovecraft, con muchos sustos (unas sombras acechadoras tras la pared, un pequeño gamusino cultista…) y un momento muy divertido. En el cuarto de baño de la casa, se toparon con una mancha de color morado que parecía tener vida propia (o eso decía el personaje secundario, el secretario O’Toole). Tras descubrir que la mancha no era más que un montón de jalea de frutos del bosque, los pequeños continuaron con la investigación. Lo que ocurrió después, fue una locura: los cinco detectives fallaron sus tiradas de investigación en la alacena y la consecuencia: se fueron a buscar unos bollitos de pan, unos cuchillos de untar y ale, tostadas con jalea. Menos mal que Lady Cherry estaba en la partida y pudo salvar la situación. Fue una partida intensa, muy divertida, los peques descubrieron un poquito más sobre Lovecraft y recibieron muy positivamente las cartas de monstruo y de objeto.

• Segundo grupo: la valentía tiene nombre de niña

La segunda partida, comenzó más tarde lo programado inicialmente (estaba prevista para las 19.00) y a diferencia del grupo anterior, los cinco detectives eran totalmente ajenos del universo Papaya. Solamente uno de ellos, el detective Superchuches había jugado al juego, pero pronto sus compañeros entraron en la dinámica. Fue una partida muy especial, pues en mesa realmente teníamos cuatro detectives mayores de cinco años jugando. La quinta detective, era una pequeñita, la detective Blanqueta, que junto a su madre, jugaron un papel muy especial en la partida, creando el Centro de Control de Datos, interviniendo también en la partida. En esta partida, decidimos hacerla más sencilla, intentando no usar los rompecabezas (pensados más para jugadores más habituales), pero aún así usando mucho teatro y preparando auténticos retos para los detectives. Sushi, una de las nuevas detectives, tuvo su momento de inspiración al enfrentarse en acceder al sótano de la casa. Sí, sí… Tras mis advertencias que el sótano era un lugar oscuro y peligroso, la detective decidió aventurarse ella sola y tras ser sorprendida por un tentáculo rojo, sorprendió con una tirada de doble seis, que demostró que el tentáculo no era más que un trocito de mantel, arrancado de la mesa de la cocina. Fue otra partida muy divertida, con intervención de los papás, con una apasionante batalla final contra el monstruo y con muy buenas valoraciones. Espero que algunos de estos nuevos detectives vengan a las próximas partidas que haremos los días 20 y 28 en Barcelona y L’Hospitalet de Llobregat, respectivamente.

• Conclusiones

La primera de todas es clara: merece la pena el esfuerzo, el trabajo previo, el cansancio posterior y el haberme dejado media voz para realizar la partida con estos diez detectives y sus papás. La verdad, es que no hay suficientes palabras en mi mente para agradecerles el hecho de asistir a la actividad y valorar tan positivamente la actividad. Cómo les explicaba a ellos, al acabar la partida, Lovecraft entró en mi vida, cuando yo tenía diez años. En una gymkhana por el Poble Espanyol de Barcelona, uno de los organizadores, nos habló que los monstruos nacían en los libros, como los de Poe o Lovecraft. Años más tarde, me reencontré con aquel nombre que había despertado mi curiosidad cuando yo tenía diez años. La segunda conclusión también es de cajón: si te gusta lo que haces y te diviertes preparándolo, seguramente la partida saldrá bien y lo mejor, es que te volverás a divertir. Contando los días que quedan para hacer más partidas con los pequeños, en este caso dos partidas nuevas de PDM y una de las publicadas en el blog de Buscaduendes. ¿Os espero allí?