El caso de la casa en obras – Capítulo 2

Durante el trayecto hacia el Parque de atracciones de Villalejana, el lugar dónde indicaba el misterioso mensaje, el gamusino que vive en el archivador no ha dejado de poner malas caras. Enfurruñado, se ha cruzado de brazos y piernas y mira hacía el techo del autobús. Cuando el detective Papaya le mira e intenta hablar con él, se gira y le enseña la lengua:
– Eso no está bien. No te comportes como un malcriado. Además, en el parque de atracciones hay algodón de azúcar – De un respingo, el gamusino salta sobre sus rodillas y le mira con los ojos abiertos y un reguero de baba, cayendo de su gran boca abierta.- Y manzanas dulces y palomitas y… ¡nuestra parada!

En la calle, un calor asfixiante y… ¡las típicas obras veraniegas! El alcalde de Villalejana, el señor Cientosdellaves, ha vuelto a poner la ciudad patas arriba. «Esto parece un laberinto», exclama un indignado detective Papaya, mientras mira como poder acceder entre las vallas, pasarelas y cintas de precaución que han puesto en el camino.

Resuelve el camino para poder acceder al Parque de atracciones de Villalejana

Con algo de esfuerzo y un poco de paciencia, se adentra en el parque de atracciones, hasta topar con el despacho del señor Cañadeazúcar:
– ¿Se puede? – Silencio absoluto. Nadie responde. A los pocos segundos, un leve sollozo viene de debajo de la mesa del escritorio. – ¿Señor Cañadeazúcar?
– ¡Detective Papaya! Menos mal que ha llegado. Me comentó su secretaría que se iba de vacaciones, pero esto es muy urgente. ¡Tenemos problemas nuevamente con la casa encantada!
– ¿Otra vez? ¡Pero si no hace más de dos meses que estuvimos aquí! ¿Qué sucede esta vez? ¿Hay algún monstruo removiendo el polvo o ha regresado el Monstruo de los Ruidos Raros a por una nueva ración de ruiditos a coleccionar?
– Peor. No tenemos monstruos. – El detective Papaya, se quitó el sombrero y miró lentamente al señor Cañadeazúcar. – Ninguno. Cero.
– Eso es buena noticia. No tener monstruo siempre es buena noticia.
– Es que no tenemos monstruos… de ningún tipo. Se han llevado los animatrónicos.
– ¿Seguro que no se lo ha llevado alguno de los técnicos? ¿Quizás para reparar?
– Eso pensaba yo, pues estamos reformando la Casa Encantada, pero dicen que no. Que ya los trajeron ayer por la tarde y no están, han desaparecido. Cero. Nada de nada.
– ¿Tiene aquí el teléfono de los técnicos?
– Sobre la mesa debería estar una tarjeta. – Rebusca sobre los papeles de la mesa y no encuentra lo que busca. – Creo que la tiré a la basura. Si, mire. Ese pedacito de ahí, es un trozo de la tarjeta.
– Tocará reconstruirla. Necesitaremos cinta adhesiva y un poco de paciencia.

Resuelve el rompecabezas en línea o imprime esta imagen y recortarla a tu gusto, para generar tu propio rompecabezas.

La tarjeta del equipo de mantenimiento, completa y lista para ser despedazada, para generar un bonito rompecabezas.

Tras una breve charla con el equipo técnico de mantenimiento, el detective Papaya ya tiene la información suficiente para seguir con la investigación. Parece que dejaron los animatrónicos, en la nueva carpa dónde se va a instalar una compañía de circo. Según el director del parque, la carpa es visible por sus colores chillones. Al salir del despacho, ve un gran cartel dónde se anuncia la novedad y lo toman como referencia, arrancándolo suavemente, para no romperlo. Cuando están de camino, el gamusino llama la atención del detective Papaya, algo no cuadra:
– ¿Tú también te has dado cuenta? Hay un montón de diferencias entre la fotografía y el cartel. ¿Por qué será?

¿Habéis encontrado todas las diferencias? Buscarlas, pues mañana nos adentraremos en esta carpa, a ver que esconde en su interior.

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