El caso de los pasaportes – Capítulo 3

Tres horas de diferencia separan la capital de Nueva Zelanda, con la capital de Japón, Tokyo. El detective Kudo, respiró tranquilo al estar en su ciudad natal. Pero el detective Papaya y el gamusino que vive en el archivador, estaban realmente agotados. Necesitaban descansar. El detective Kudo les acercó a su apartamento y les cedió una de las pequeñas salas, para que pudieran descansar sobre un futón bien mullido. El olor de pescado le despertó al amanecer. El detective Kudo estaba preparando el desayuno típico japonés: arroz, huevo, sopa de miso, pescado y soja fermentada. Tras recuperar fuerzas con un buen desayuno (incluso el gamusino, se comió dos boles de sopa de miso y tiñó sus pelos de un tono parduzco), decidieron analizar la situación:
– Comenzamos por usted, detective Papaya: le cambiaron su destino de vacaciones y ahora le faltan cosas de la maleta. ¿Qué cosas son las sustraídas?
– Uno de mis diarios personales, que suelo usar para tomar notas de mis aventuras y viajes, un tiquet de compra de un paquete de notas adhesivas, una nota adhesiva con un recordatorio para llamar al detective Piña Colada y una revista que compré en el aeropuerto, para no aburrirme en el vuelo, pero me la dejé en la maleta. – El detective Papaya se levantó y comenzó a dar vueltas por la sala.- Y a usted, le avisaron por el robo de documentación en Nueva Zelanda. La propia Agencia de Detectives de Monstruos en Wellington confirmó el robo, justo antes de coger el vuelo.
– Es lo extraño. El aviso lo recibimos primero en la Agencia en Tokyo que no en el país de origen. – El detective Kudo se sirvió una taza de té verde.- Tengo muchas dudas, pero creo que podríamos tener un sospechoso. Además, deberíamos saber quién reservó los billetes. Y desde dónde los reservaron.
– En eso estamos. Como dimos el teléfono de vuestra Agencia, cuando sepan algo, nos llamaran. Por cierto, ¿dónde está el gamusino?
– Está con mi vecina, la señora Katsuki, que le está enseñando algo de japonés. Al menos, que le sirva de provecho el viaje.

Ayuda al gamusino que vive en el archivador a descubrir como se llaman los colores en japonés.

El teléfono del apartamento, sonó un par de veces, antes de ser descolgado. El detective Kudo, respondió en japonés y tomó todo tipo de notas. El detective Papaya, no entendía aquellos símbolos. Cuando colgó el teléfono, el detective Kudo tenía en la mirada, un brillo especial:
– Tenemos datos importantes, detective. Ya sabemos desde dónde se compraron los billetes. Cuando esté confirmado, te pondré sobre la pista. He pedido a la Agencia que me manden una relación de monstruos que hayamos capturado en los últimos días y que pudieran tener relación de tus viajes en Japón (los casos del arroz del siglo pasado, el caso del sumo (cuidado) y el caso del ladrón de caquis). Seguramente encontremos algún vínculo entre ellos.
– Perfecto, pues. Al menos tenemos información y podemos prepararnos de cara a los siguientes pasos. ¿No ha habido incidencias reseñables aquí?
– Bueno, excepto por el robo de pasaportes en la Agencia,…
– ¿Cómo? – El detective Papaya se quedó boquiabierto.- ¿Cuándo sucedieron esos robos?
– Pensábamos que fue obra de algún chiquillo. Una trastada. Fue hace unos días. El día antes de que cogieras el vuelo a Wellington. – El detective Kudo, dio un largo sorbo a su té.- Espera. ¿Crees que puede tener relación?
– Evidentemente. Si te fijas, el que está causando todos estos problemas está interesado en documentos escritos y por algún motivo, tiene especial interés en la Agencia. Vamos a descansar, hasta que recibamos la documentación necesaria para continuar. Pero tengo mis sospechas, y no creo que vaya desencaminado.
– Miremos la televisión, seguro que dan algo para distraernos.

La televisión local emitía una serie de animación, cuando el fax comenzó a efectuar ruidos. Llegaban los datos solicitados. Varias fichas de capturas de monstruos aparecían en la bandeja de recepción. Mirando cuidadosamente cada uno de ellos, el detective Papaya reaccionó al ver un pequeño grupo de monstruos alados de pequeño tamaño:
– ¡Maldita sea la hora! ¡No me lo puedo creer! ¡Secretillo!
– ¿Secretillo? ¿Y quién es Secretillo?
– Es un Monstruo de los Secretos. Él y sus hermanos me han traído de cabeza, en algunos casos. Lo extraño es que no sabía que pudieran viajar a tanta velocidad.
– Es que no pueden. – Dijo el detective Kudo, negando con la cabeza.- No son muy rápidos y por tanto, no se pueden desplazar a tanta distancia.
– Pero son ellos. Fíjate, él y sus hermanos. Es el único caso de cuatro monstruos juntos. Secretillo, Murmullos, Susurrete y Cotillón. ¿Qué diablos se les ha pasado por la cabeza, para liar este embrollo? ¡Cuando los coja!
– Pues tendrá que coger un avión. Yo mismo le acompañaré.
– ¿Hacía dónde?
– Mire, como sé que le gustan los retos, ¿qué tal si resuelve este pequeño reto? Seguro que le gustará.

Resuelve el rompecabezas en línea o imprime esta imagen y recortarla a tu gusto, para generar tu propio rompecabezas.

La bandera de Estados Unidos, aparece en la página de un antiguo dossier de la Agencia.

Continuará…

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