El alcalde Cientosdellaves esperaba la llegada del detective Kiwi y del detective Piña Colada, como agua de mayo. El ayuntamiento, situado en la Plaza Mayor de Villalejana, estaba relativamente cerca de la Agencia y los detectives, tardaron poco en plantarse en el edificio municipal. El alcalde parecía nervioso y al ver los detectives, saltó sobre ellos:
– ¡Menos mal! Se me ha hecho muy larga la espera. Señores, tenemos un problema gordo. ¿Recuerdan el depósito municipal?
– Sí, dónde guardan ustedes materiales relacionados con el municipio, como las decoraciones del abeto navideño (Véase El caso de la campana sobre campana). – Contestó rápidamente el detective Kiwi.
– Exacto. Pues hace un par de días, que cada mañana aparece…
– No me lo diga. Cada mañana aparece desordenado. – Contestó el detective Piña Colada.
– ¿Cómo lo sabe? ¿Se lo ha dicho el secretario Plumilla? – El secretario Plumilla era el secretario del señor alcalde, un chico joven que apenas abría la boca.
– Pues no, la verdad es que nosotros tenemos un problema parecido y estamos investigando sobre ello. ¿Esta mañana también ha aparecido desordenado?
– Correcto. ¿Pueden ir a echarle un ojo?
– Eso está hecho, señor alcalde. – Dijo el detective Kiwi.
– Por cierto, necesitaran la clave para acceder al edificio. Mi secretario se la entregará.
Tras salir del edificio, abrieron el papel con la clave apuntada:
– Maldita sea. ¡Qué manía de cifrar las claves! -Dijo el detective Kiwi. – No me gusta tener que pensar en cuál es la clave correcta.
– No te preocupes, ya me encargo yo.
El depósito municipal de Villalejana, seguía igual que siempre. Sucio, oscuro y esta vez, muy desordenado. Cajas por todas las partes, escaleras de mano tiradas por el suelo, las puertas abiertas, las ventanas mal cerradas y… ¿qué era aquel papel del suelo? Parecía un viejo anuncio de prensa. Pero por alguna extraña razón estaba destrozado y hecho añicos:
– Es una lástima, detective Piña Colada, el papel está muy destrozado.
– Pero quizás podamos reconstruirlo. ¿Ha traído cinta adhesiva?
– No, pero creo que en el despacho de arriba, puede haber. – Marchó unos segundos, esquivando cajas y elementos tirados por el suelo. – ¿Le sirve un rollo de precinto?
– Servirá. Veamos qué esconden estos papeles.
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El anuncio que había salido días atrás en el Heraldo de Villalejana, el periódico municipal, mostraba un anuncio de una empresa especializada en acabar con plagas de insectos. En el anuncio, una simpática araña anunciaba los servicios. Debía ser la mascota de la empresa. En una esquina del anuncio, un pedazo de huella muy similar al hallado al parque:
– Parece que al Monstruo de las Sombras, no le gustan las arañas. Miremos haber si encontramos algo más.
– Me parece bien. – Dijo el detective Piña Colada.- Ves con cuidado. Podría estar oculto tras las sombras.
Comprobaron que las luces no funcionaban, síntoma de que el monstruo estaba o había estado en el lugar. En la sala más grande, encontraron la puerta de acceso al alcantarillado de la ciudad, medio abierta. El detective Kiwi se acercó lentamente y vio la gran zarpa del Monstruo de las Sombras estampada en mitad de la puerta:
– ¡Qué raro! Parece haber abierto la puerta de repente.
– ¡Cuidado, detective Kiwi! – Algo le estaba bajando hacía el hombro. Pero, ¿qué era?
¿Cómo reaccionará el detective Kiwi? ¿Cuánto hace que no limpian el almacén? ¡Pues hay unas telarañas gigantescas! ¿Qué hace el Monstruo de las Sombras en el alcantarillado de Villalejana?
Continuará…
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