Corrieron en medio de la noche hasta llegar a la Agencia. La secretaría Mermelada desactivó la alarma, mientras el detective Papaya, llegaba con la lengua fuera. Bajó al sótano de la Agencia y buscó en el almacén, entre todas las herramientas de la Agencia. El detective Papaya no entendía nada, pero viendo la frustración de Agnés, decidió preguntarle:
– ¿Qué te sucede, Agnés? – Preguntó el detective Papaya, al ver que se daba por vencida y se sentaba entre cajas de herramientas.
– No encuentro lo que necesito.
– ¿Y qué estás buscando? Si me lo explicas, quizás podré entender algo.
– Necesitamos un reloj.
– ¿Un reloj? – La cara del detective Papaya, se quebró.- Agnés, estábamos en una relojería hace menos de diez minutos.
– Pero estaba buscando un antiguo invento. Un reloj que se usaba anteriormente y que era la herramienta favorita de ese monstruo.
– ¿Y ese monstruo es…?
– Lucio, ¿qué monstruo tiene un único ojo y vive por y para los relojes?
– ¡El Monstruo del Despertador!
– Exacto. Pero no encuentro ese reloj. Quiero qué caiga en una trampa, pues no entiendo su forma de actuar. Seguramente estará en mi casa, esperando que vaya a la cama, pero dejaré un señuelo en el comedor, a ver si cae.
– Bueno, aquí tenemos piezas que podrían servir para montar un reloj. ¿Y si probamos a montar uno?
– Por probarlo, no perdemos nada.

Tras un par de horas de trabajo, consiguieron replicar el famoso reloj que recordaba la secretaría Mermelada. Quizás no era el mismo, pero serviría para atrapar al monstruo. Aquella noche, el detective Papaya, acompañó a la secretaría Mermelada, a su casa en Las Afueras. Dejaron el reloj sobre la mesa del comedor y se fueron a dormir. El detective Papaya, se refugió en la habitación de invitados, mientras la secretaría Mermelada, dormía placidamente en su cama. A los pocos minutos, escucharon un grito de dolor. El monstruo había caído en la trampa. Jalea (Véase el Caso de la carolina), revoloteaba en su jaula, para luego volver a calmarse. En el comedor, en la penumbra, la sombra del Monstruo del Despertador sosteniendo un reloj, se definía claramente. Pero en la otra mano, llevaba un objeto extraño, tan extraño que así lo describió la secretaría Mermelada:

El Monstruo del Despertador había sido atrapado con una trampa para ratones. En una de las manos llevaba el reloj y en la otra, una botella de cava. ¿Qué hacia un monstruo con una bebida alcohólica en la mano? Tras atraparlo en el Frasco de Cristal, el monstruo comenzó a narrar:
– ¡No me castiguen! ¡Yo no quería perjudicar a la señorita Agnés!
– ¿Y entonces por qué has manipulado los relojes, monstruito?
– Es que… Tengo un problema, detective. – Miró al detective Papaya, que lucía un pijama verde a rayas. – Resulta que desde hace días tengo una jaqueca terrible y no soporto el ruido de los relojes, ni su tictac… Y claro, como me cuesta tanto dormir, intento que ningún ruido me moleste. Y por eso…
¿Un monstruo con jaqueca? ¿Hay que llevarlo al médico? ¿Existen los médicos para monstruos? La secretaría Mermelada, desapareció unos segundos para regresar con un vaso de leche caliente, que le ofreció al monstruo, tras sacarlo del Frasco de cristal:
– Bébelo. Te ayudará a descansar. Intentaré quitarte los relojes de la habitación, para que no te molesten. Sé que te encantan, pero si tanto te duele la cabeza, normal que te resulten molestos. – El monstruo asintió con la cabeza. – Lucio, vayamos a dormir. Mañana será otro día y nos ayudará a ver las cosas más claras.
Mientras subían las escaleras, el detective Papaya, le daba vueltas al asunto: ¿para qué quería la botella de cava? Lo consultaría con la almohada, pero alguna idea ya le vino a la cabeza.
Resuelve el rompecabezas en línea o imprime esta imagen y recortarla a tu gusto, para generar tu propio rompecabezas.

¿Qué estará buscando el Monstruo del Despertador? ¿Será el tapón? ¿Será la botella para esconderse? Mañana, más en el Caso del Shhhh… (un caso silencioso)
Continuará…